Acaban las vacaciones y la vuelta a la rutina se vuelve en ocasiones, difícil. Si eres de los afortunados que trabajas en tu pasión, todo es más fácil, pero si no es así, si tu responsabilidad es la de manejar equipos, hoy te dejo algunas pautas que te pueden ayudar a recuperar la ilusión, para retomar la motivación.

La motivación para desarrollar cualquier tarea está profundamente relacionada con la pasión, el reconocimiento y el disfrute. Es natural motivarse cuando la tarea a realizar es nuestra afición o
afición. No tiene un gran secreto, se realiza con agrado porque lo disfrutamos, porque lo elegimos. Pero, ¿cómo es posible estar motivado para desempeñar las ocupaciones diarias de la empresa?

Un aumento de la sueldo es lo primero que nos viene a la cabeza …, pero lo cierto, es que este ingrediente no siempre es de aplicación práctica. Son muchos los estudios que han llegado a la misma conclusión: el dinero no está relacionado con la motivación. Es indiscutible que el salario de los empleados debe ser digno y ser coherente con las funciones que se desempeñan y si no se llega a fin de mes, por mucho que te cuenten, es difícil estar motivado. Pero a partir de ahí y para que el lunes no sea el peor día de la semana, para que el camino diario al trabajo no sea un vía crucis, existen diferentes recetas de motivación que resultan efectivas.

Sam Glucksberg, profesor de Psicología de la Universidad de Princetown ha dedicado gran parte de su vida al estudio de la motivación en la empresa. Una de sus conclusiones más claras es que la tradicional recompensa-castigo que se utiliza en la gran mayoría de las compañías no funciona. No solo no funciona, sino que en muchos casos es perjudicial.
La autonomía del trabajador es la clave para potenciar su motivación. Si dejamos a los empleados desarrollar sus funciones con independencia, sin un control excesivo, y otorgando valor a su visión como responsable de un área concreta, por pequeña que sea, la motivación está asegurada. Esto es lo que se conoce como motivación interna, mucho mejor que la externa, basada habitualmente en el dinero.

Una de las empresas que más trabaja en este sentido es Google, que además de ofrecer unas condiciones laborales extraordinarias, “exige” a sus trabajadores que utilicen un 20% de su tiempo en desarrollar la tarea que quieran. Siempre orientado a su desempeño profesional, pero en un proyecto o idea que consideren importante,  nacida de sus cabezas y sin presiones externas. Esta autonomía no hace más que poner en valor a su gente y potenciar de manera extraordinaria su motivación. De ahí, de ese espacio de creación individual han salido ideas revolucionarias.

En Silicon Valley, cuna tecnológica del mundo moderno, hay un lema que se repite y sirve de guía para empresas, empleados, empresarios, o emprendedores: work hard, play harder, o lo que es lo mismo, trabaja duro, pero diviértete más.

Un reciente estudio de Yoon Cho Jik y James Perry concluye que los empleados que están motivados intrínsicamente están hasta tres veces más comprometidos que los empleados motivados extrínsicamente. Aplicando esta teoría fuera de la empresa, se puede entender mejor cómo alguien estará más motivado para salir a correr cada mañana si lo hace por gusto que si lo hace solo porque su fin es adelgazar.

Está claro que pocos somos los afortunados de poder trabajar para una de estas empresas que fomentan la autonomía del trabajador, pero en cada espacio laboral, en cada lugar, se puede lograr aumentar la motivación de los trabajadores con pequeñas medidas que hagan a sus empleados sentirse satisfechos con su labor. Veamos algunas claves recogidas del libro de Pilar Jericó, La Nueva Gestión del Talento.

Las cinco claves de la motivación

Hallar los puntos fuertes de cada empleado. Muchas veces la productividad de los trabajadores disminuye por estar desempeñando una labor que no les atrae. Todos tenemos lugares donde nos sentimos más cómodos para aplicar nuestras fortalezas y desarrollar nuestro talento. Es tarea de los responsables localizarlos y potenciarlos.

Reconocer los logros. La autonomía en el desempeño del trabajo, como hemos visto, fomenta la motivación. No es sinónimo de éxito, el fallo-error está asegurado, pero cuando un empleado logra conseguir hitos, es justo y necesario reconocerlos.

Flexibilidad en el horario. No es posible aplicar el modelo de Silicon Valley en cada empresa. No todas las compañías se lo pueden permitir por el sector o las necesidades de mercado. Pero abrir la mano a la hora de dejar al empleado conciliar su vida familiar y laboral con cierto orden, es básico para aumentar su productividad y felicidad.

Sentirse parte de la empresa. El sentimiento de pertenencia se consigue haciendo partícipe a cada uno de los integrantes de una empresa de la importancia de su labor en la compañía. Todos a una. Todos somos parte fundamental de ese barco, que necesita de cada una de sus piezas. Así el éxito, o por lo menos el esfuerzo, está asegurado.

Buen ambiente. Este punto depende en gran medida de los anteriores. Y depende no solo de los responsables sino de cada uno de nosotros. No quiere decir que nuestros compañeros se conviertan en nuestros mejores amigos, pero si existe motivación y voluntad de trabajo conjunto, el buen rollo inundará el espacio laboral, un aspecto esencial para ahuyentar las dañinas caras de perro.

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